sábado, 23 de junio de 2012

En lo que me pongo el tinte

Porque no se pueden desaprovechar esos minutos preciosos en los que no puedes hacer mucho más, con la cabeza pringosa y goteando (nota para mí: no volver a comprar esta marca taaaaaaaaaaaan líquida para evitar teclados salpicados de colorines...).

Ir a una boda para empezar las vacaciones de verano tiene su cosa, si no fuera porque te pilla recién terminado el curso, en pleno caos de apuntes, libros y material escolar por toda tu casa, y sin tiempo para todos aquellos rituales por los que hay que pasar antes del evento, a saber:

- buscar un vestido decente y que te entre, en tiempo récord (media hora antes de que salgan de cole los peques),
- encontrar unos zapatos a juego (casualidades de la vida, ellos me encontraron a mi mientras yo buscaba otra cosa),
- depilarse (una de la mañana, cuando casi ni te ves las piernas),
- untarse de crema como si fueras una tostada de Philadelphia, en un desesperado intento de compensar los meses en los que no has tenido tiempo para hacerlo (inmediatamente después del ritual anterior),
- poner algo de brillo en las uñas, que no tienen mucho arreglo (y menos a ciertas horas indecentes de la noche),
- teñirse en casa para evitar perder media vida en la pelu (en estos momentos, mientras los demás miembros de la casa roncan a placer, como debería hacer cualquier persona en su sano juicio y su primer día de vacaciones).

Son los privilegios de ser hombres. Todo lo que ha tenido que hacer A. es planchar una camisa ayer. Punto. Hoy, levantarse y afeitarse. Hay días que me gustaría ser hombre (cosas de la desesperación, pero me dura sólo unos minutos).

Otro día os cuento lo orgulloso que está Miguel de "escribir inglés"...

sí, él quería poner "Toy Story"... andamos cerca, no? :-)

cómo les encantan las "magic boards"!! (de las que hablé en este otro post)

Pero tomémonos las cosas con calma, como debe ser en vacaciones. De momento, me concentraré en no partirme la crisma hoy con mis supermegataconazos de 11'5 cm (sí, los he medido) mientras hago malabarismos para controlar a mis tres angelitos y hacer fotos con kilo y pico de cámara al mismo tiempo... Si sobrevivo, os lo cuento otro día... y luego me dedicaré a disfrutar el verano, como hacen estas dos...


Porque sí, hay otros días me apetecería ser tortuga, todo a cámara lenta, estrés cero, todo el día relajaditas flotando en el agua, les dan la comida y les limpian la casa....y encima no tienen pelo que depilar ni que teñir...

Ostras!!! ¡El tinte!!!


5 comentarios :

  1. me dio mucha risa leer esta entrada; a mí tiende a pasarme cuando mi esposo viene de sorpresa y dice, ponte el bikini y vamos a la playa! claro, como él puede darse el lujo de las piernas peludas... :o

    saludos.

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